jueves, 31 de octubre de 2013

CONCIERTO DE LA CALLE DE JAVIER EN MADRID, ESTA NOCHE


Allí estaremos, una vez más, compartiendo música y buenos momentos. La entrada es libre y gratuita. Os esperamos.

sábado, 26 de octubre de 2013

ARIADNA






                                                   ARIADNA

Esta cobardía me emponzoña, me aniquila, saber que soy sin ser, sentir que dejarte atrás es llevarte conmigo, Ariadna. Te llevo a fuego en las honduras de mi ser. Y tengo que dejarte porque los dioses me impulsan a no amar demasiado; ellos me hicieron tornadizo, ya que mi destino es navegar. Así que el mero sonido de este verbo, amar, me calcina el alma. Te dejo atrás porque hoy soy tu esclavo. Te debo la vida, soy tan tuyo que he de huir para poder nacer de nuevo, para poder sentirme libre de la hoguera que arrasa mi alma cuando tus ojos me llaman. Te dejo atrás porque me diste tanto que el peso de tus dones me doblega.
No encuentro la manera de retribuir cuanto me has dado; algo se me quebró piel adentro, al salir de la gruta, cuando tuve consciencia de sentir el pulso, de inspirar el aire, de saberme vivo, porque tú me salvaste. Me devolviste el camino de regreso dentro del oscuro laberinto, me devolviste la hebra que iluminó todas las respuestas, me diste la fuerza de la espada para salvarme de la muerte que anidaba en cada pliegue de aquella inmensa negrura que llamamos Minotauro. Así me hiciste héroe para recuperar mi libertad, la de los míos, me prendiste el alma de todas las venturas. Y no fuiste capaz de calcular el precio que suponía dejar atrás cuanto tenías para ser mía, tan sólo mía. Ahora, esta carga de ser cuanto te queda, cuanto tienes, es tan inmensa que me supera, me hunde, me destruye. No sé corresponderte…

Dejarte atrás- sin remedio-, me hace aspirar la libertad de nuevo, y, también, espirar la ruindad del abandono y el acre sabor de la traición. Sé que su precio, el de mi rescate, será condenarme a buscarte de nuevo, detrás de cada nombre de mujer, detrás de cada piel, de cada mirada que se engarce a la mía. Y sé que ya no serás tú, nunca serás tú. Porque te dejo en Naxos,  te dejo dormida en la arena del tiempo, dormida para siempre en el puerto de la ausencia, dormida en el muelle de la soledad que traspasará mi vida una vez y otra, y otra. Mi soledad será, condena ineludible, el estigma de tu recuerdo a través de mi travesía sobre las ondas del tiempo.  

EL AÑO DE LAS TRECE LUNAS

miércoles, 9 de octubre de 2013


TESEO

Todas las voces se agarran a los ojos, todos los recuerdos se agolpan en las aberturas de los poros. Tu aliento atraviesa espacios, me quema y me desgarra piel adentro. Eres tú, no hay duda. Cataclismo de emociones que rompe la contención de la frontera, de esta frontera hecha de medidas marcadas por la extensión de la epidermis, de esta dermis que delimita el contorno de nuestros músculos, de nuestros huesos. Eres tú, erguido ante mí, con tu voz clamando desde el infinito fondo de tus pupilas.
Me alcanza el fuego de la caverna, la piedra ardiente, el hogar perenne que nos alumbraba entonces. Ara ancestral, incombustible al tiempo. Me imanta tu mirada, me adentra en esa obscuridad de siglos, de milenios, que va retrocediendo hasta el principio y se convierte en llama que calcina todos los nombres, todos los años, todos los trayectos recorridos desde entonces. De nuevo tú, Teseo, te presiento al mismo ritmo de pulsación que sacude mi sangre, mi ser entero. No, no es tarde, nunca es tarde, aunque sea a destiempo.

Y ahora el miedo. Siempre el miedo, volver a despedirnos tras cada encuentro, entre las ondas continuas del tiempo. Despedirnos y volver a buscarnos, sin saber que nos impulsa la corriente imparable del destino y que nos entorpece la maldición perpetua del libre albedrío. Incomprensible memoria de lo que fue y de lo que será. Tú has de consumirte, una vez más, en las honduras de mi cuerpo, como yo me consumí, tantas veces, en las profundidades del tuyo. Y los dos acabaremos siendo consumidos en el seno de la tierra, una vez más. Una vez más. Y así será hasta que comprendamos el plan de los Dioses. El vínculo que nos va uniendo y desuniendo en esta estela de amor- luminosa hebra del laberinto- que dejamos atrás y  que regresa y, de nuevo, nos espera, Teseo, sin que nosotros esperemos nada. Sin que nosotros alcancemos a comprender nada más que esta potestad de conseguir reconocernos, dentro del continuo fluir de los siglos, en esta isla de Naxos que es la vida.

__EL AÑO DE LAS TRECE LUNAS_