IMAGEN TOMADA DE INTERNET
Hay caracolas huecas, en la orilla.
Parecen un latido de la sangre
que vierte el sol poniente.
Granates lenguas visten la ribera
de espumas laceradas por las algas.
La brisa está jugando
a posar abandonos musicales,
sobre sus
laberintos
de madreperla y muerte,
reverberando sones de lo que ya no existe
y canta, en vendavales atrapados
por esas caracolas de la orilla.