Ya han quedado atrás las uvas, los brindis con cava y la cena más o menos opípara. Todos hemos deseado a los demás felicidad y suerte. Todos- o casi todos-hemos pedido al nuevo año que mejoren las cosas... desde esta España, desde esta Europa, asolada y desolada por la profunda crisis que estamos viviendo, por la recesión económica que otros han provocado y nosotros tenemos que pagar, y muy pocos queremos- o podemos- dirigir nuestra mirada, nuestro pensamiento, a lo que está ocurriendo en esos lugares en los que la crisis es un estado permanente. Muy pocos, en estas fechas, desean pensar en el rumbo que va tomando la Humanidad.
Hay algo que me inquieta de manera terrible, el hecho es que a lo largo de la Historia, todas las grandes crisis han desembocado en una gran guerra, así se eliminan excedentes humanos y luego se tiene que construir lo destruido. La guerra genera trabajo e inversión, así de simple, así de trágico. Y si, de paso, se puede echar mano de materias primas y monopolizarlas- en este punto quizá pueda leerse petróleo- mejor que mejor. El poder económico se dispara y los países dependientes de la consiguiente fuente de energía tienen que pasar por el aro de los monopolizadores, si es que quieren seguir funcionando. En fin, os aconsejo que no miréis un planisferio, os asustaríais tanto como yo cuando veo que Irak está entre Siria e Irán, y que por el norte de este primer país- Siria- pasa uno de los oleoductos más importantes del mundo... las noticias nos cuentan que hay jaleo en estos dos países; algo se está preparando en el Próximo Oriente, casi oigo cabalgar a los Cuatro Jinetes.
¿A quién le han interesado los dictadores y genocidas subsaharianos? ¿A quién le ha importado la perenne hambruna del cuerno de África? Hasta ahora, a nadie que no fuese una ONG. Ah, se me olvidaba, en el Sáhara se ha confirmado que hay petróleo, incluso se habla de diamantes, ¿lo sabrán los saharahuis refugiados- lejos de su patria- en los campamentos de Tinduf?
Pues esto es lo que hay... pero, como de costumbre, se nos dirá que si la amenaza integrista, que si los musulmanes o los judíos, que si el dictador de turno- en el país al que le toque el turno, claro-, que si las armas de destrucción masiva. Ya nos sabemos el guión, incluso hay gente muy informada que se lo cree todo a pies juntillas, sin pararse a reflexionar sobre la infame manipulación mediática- de unos y de otros- que venimos padeciendo secularmente y que lió, por ejemplo, en 1898 la guerra que desembocó en la pérdida de Cuba- y de las últimas Colonias Españolas- y que se demostró que fue montada por USA con el estallido de un barco- acorazado Maine- en La Habana y un periódico norteamericano- propiedad de Hearst- de gran difusión.
Así que lo que le pido a 2012 es que todo esto que os digo se quede en agua de borrajas, que sean tan solo elucubraciones de una historiadora que vive en las nubes- ya que últimamente solo escribe poesía-. Y, puestos a pedir, pido también que quienes detentan el poder posean la cordura de evitarnos una guerra que tendría unas consecuencias mucho más catastróficas que las anteriores, entre otras cosas porque el objeto de la posible agresión bélica- Irán- tiene armamento nuclear. Y, además, nosotros fabricamos armas, aunque no sean nucleares, en algunos puntos, casi desconocidos para los españoles pero probablemente no para ellos- los servicios de inteligencia funcionan-, de nuestra geografía peninsular.
Y ruego, encarecidamente, que no nos olvidemos de quienes están ahora mismo metidos en guerras, en hambrunas y en destierros... que no les abandonemos a ese terrible territorio que es la indiferencia, el desamparo que supone mirar hacia otro lado ante el hecho de que se encuentran, geográficamente, lejos.
Desde aquí, con las palabras y la música de León Gieco, con la inolvidable voz de Mercedes Sosa, yo, que no soy nadie importante, tan solo un ser humano más, un mínimo eslabón en la cadena de la Humanidad: SOLO LE PIDO A DIOS.
Solo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente, que la reseca muerta no me encuentre vacío y solo, sin haber hecho lo suficiente.
Solo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente, que no me abofeteen la otra mejilla después que una garra me arañó esta suerte.
Solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente.
Solo le pido a Dios que el engaño no me sea indiferente si un traidor puede mas que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
Solo le pido a Dios que el futuro no me sea indiferente, desahuciado está el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente.
León Gieco |
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