viernes, 4 de abril de 2008

EL COLLAR DE LA PALOMA III


En esta tercera parte del somero estudio que aquí voy reflejando sobre esta obra de Ibn Hazm, me voy a limitar a transcribir algunos fragmentos de sus poemas, los que más ilustrativos me han parecido a cerca del tema que va desgranando en los siguientes capítulos:

SOBRE QUIEN SE ENAMORA EN SUEÑOS:

Querría saber quién era y cómo vino de noche.
¿Era la faz del Sol o era la Luna?
¿Era una idea que la razón alumbró en sus reflexiones?
¿Era una imagen espiritual que hizo surgir ante mí el pensamiento?
¿Era un espectro forjado con las esperanzas del alma
y que la vista tuvo la ilusión de alcanzar?
Tal vez no era nada de eso, sino una desgracia
que el destino me trajo como causa de mi muerte.

SOBRE QUIEN SE ENAMORA POR OÍR HABLAR DEL SER AMADO:

Las tropas del amor han acampado en mis oídos,
como lo muestran las lágrimas de mis ojos.

SOBRE QUIEN SE ENAMORA POR UNA SOLA MIRADA:

Pecaron mis ojos moviendo esta angustia de amor en mi corazón,
y mi corazón envió las lágrimas para vengarse de los ojos.
¿Cómo encontrar justas estas represalias del llanto,
cuando anegan las pupilas con sus fluidos torrentes?
Antes que la viese nunca la encontré para conocerla,
y el momento que la vi fue nuestro último encuentro.

SOBRE QUIEN NO SE ENAMORA SINO CON EL LARGO TRATO:

El verdadero amor no nace en una hora,
ni da fuego su pedernal siempre que quieres,
sino que nace y se propaga despacio,
tras larga compenetración, que lo afianza;
entonces no pueden acercarse a él abandonos ni menguas,
ni pueden alejarse de él firmezas y aumentos.
Confirma esto el que vemos que todo
lo que se forma presto también perece en breve.
Yo soy una tierra dura y pedregosa,
reacia e insumisa a toda vegetación;
pero si algunas plantas afincan sus raíces,
no han de cuidarse de que abunden las lluvias de primavera.

Y con estos versos acabo esta tercera parte. Tras su lectura, me han venido a la memoria, de manera inevitable, quienes se dedican a ir saltando de círculo en círculo de fuego, aquellos que van creando sucesivos anillos de fatuas ilusiones. Falsos ritos que prenden, arden, se consumen y se convierten en un puñado de cenizas, meros fuegos de artificio que duran lo que dura la fiesta. Y que el viento arrastra, sin más dirección que la de su propio capricho.
"Yo soy una tierra dura y pedregosa..."
Me gusta, me identifico, y me quedaré pensando, pensando...

No hay comentarios: