TODA LA NOCHE…
Toda la noche cabía en una copa,
naufragaban luceros en su fondo
y constelaciones de palabras en los labios.
Sobre el vidrio, estremecidas escarchas
y locas notas buscando un vuelo de campanas,
truncado por nostalgias.
Partituras de viento entre las hojas
de dormidos viñedos
y reflejos nocturnos en tus ojos
heridos de silencio
por fantasmales grillos de enmudecidos cantos.
Toda la noche cabía en una copa,
como todo el dolor anega un cáliz
para tornar su vino en sangre…
Y la ebriedad del aire en humo espeso,
y la pasión en calcinadas cepas
- apagadas hogueras de lascivos residuos-.
Toda la noche cabía en una copa
y juntos la apuramos.
Bebimos hasta el último trago del adiós.
11 comentarios:
Cuando sabes que es la última, llenas la copa hasta el filo y la apuras hasta el final. Aun así, la embriaguez no elimina lo amargo del adiós.
Una despedida tan triste como bella, María.
Feliz semana. Un fuerte abrazo.
Amargo trago que a veces nos empeñamos en prolongar, tal vez tratando de renacer de las cenizas.
Triste poema cargado de imágenes hermosas.
Precioso querida María. El primer terceto nos aventura ya en ese adiós cuajado de imágenes heladas que estremecen.
Besos cálidos, siempre.
Qué lindas imágenes, María.
Adoro tu elegante manera de hacer versos.
Y a ti. Besosbesos.
Y un beso largo desde aquí para Isolda.
Toda la noche cabía en una copa... y toda la hermosura que habita en tus versos, la desborda para llegar a quien te lee. Es triste el adios, pero cuando es necesario, la única salida es decirlo...
Un abrazo fuerte y un beso, querida María, con todo mi afecto.
Leo
Sublime, apreciada MAría, el poema en el queres capaz de decir poco para decir tanto. Metes la noche y el adiós en una copa de dificil digestión. ¿Tanta decepción hubo? Conociéndote, si, seguro.
Mis felicitaciones por tan bello poema y que pena me da de él, que no la supo entender.
Terrón de tierra
Si toda la noche cabía en una copa es posible que hubiese otras muchas noches anteriores.
Es complejo poder beber de un solo trago el frío, el vino y el calor.
Unos estupendos versos que huelen a fin.
Un abrazo, María.
La amargura de esta última copa, de esta última noche como todos tus recuerdos de incomunicación te inspira imagines hermosas.
Un beso, María.
Cómo cuesta decir adiós. "Toda la noche cabía en una copa", que siempre duele apurar. Queda siempre un regusto de vino y de nostalgia en los labios.
Un abrazo grande.
Hasta el último trago del adiós... Es triste y dura la situación, pero es necesario el último trago, pues de lo contrario aterrizaría la duda.
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