TESEO
Todas las voces se agarran a
los ojos, todos los recuerdos se agolpan en las aberturas de los poros. Tu
aliento atraviesa espacios, me quema y me desgarra piel adentro. Eres tú, no
hay duda. Cataclismo de emociones que rompe la contención de la frontera, de
esta frontera hecha de medidas marcadas por la extensión de la epidermis, de esta
dermis que delimita el contorno de nuestros músculos, de nuestros huesos. Eres
tú, erguido ante mí, con tu voz clamando desde el infinito fondo de tus pupilas.
Me alcanza el fuego de la
caverna, la piedra ardiente, el hogar perenne que nos alumbraba entonces. Ara
ancestral, incombustible al tiempo. Me imanta tu mirada, me adentra en esa
obscuridad de siglos, de milenios, que va retrocediendo hasta el principio y se
convierte en llama que calcina todos los nombres, todos los años, todos los
trayectos recorridos desde entonces. De nuevo tú, Teseo, te presiento al mismo
ritmo de pulsación que sacude mi sangre, mi ser entero. No, no es tarde, nunca
es tarde, aunque sea a destiempo.
Y ahora el miedo. Siempre el
miedo, volver a despedirnos tras cada encuentro, entre las ondas continuas del tiempo. Despedirnos y volver a buscarnos, sin saber que nos
impulsa la corriente imparable del destino y que nos entorpece la maldición
perpetua del libre albedrío. Incomprensible memoria de lo que fue y de lo que
será. Tú has de consumirte, una vez más, en las honduras de mi cuerpo, como yo
me consumí, tantas veces, en las profundidades del tuyo. Y los dos acabaremos siendo consumidos en el seno de la tierra, una vez más. Una vez más. Y así será hasta
que comprendamos el plan de los Dioses. El vínculo que nos va uniendo y
desuniendo en esta estela de amor- luminosa hebra del laberinto- que dejamos atrás y que regresa y, de nuevo, nos
espera, Teseo, sin que nosotros esperemos nada. Sin que nosotros alcancemos a
comprender nada más que esta potestad de conseguir reconocernos, dentro del continuo
fluir de los siglos, en esta isla de Naxos que es la vida.
__EL AÑO DE LAS TRECE LUNAS_
__EL AÑO DE LAS TRECE LUNAS_
5 comentarios:
Hola María. Un placer leerte y gracias por tu inesperada visita.
Un cordial saludo
Una hermosura, María.
Besos
Madre mía con las trece lunas. Fantástico el fragmento.
Poderoso texto de seres consumidos, despeñados acaso, siempre ignorantes. Poderoso texto de nosotros.
Abrazos, siempre
Otra metáfora marina: piel adentro. Me gustan todas, la piel y las pupilas y las miradas; todas. El fuego nos consume a nosotros también al leerlo.
Un beso, María.
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