viernes, 19 de junio de 2009

GLORIA FUERTES: AMOR QUE LIBERA

(Imagen tomada de Internet)

Cuando se sufre por amor todo se oscurece, la tormenta interior abarca todo nuestro mundo. La torrentera de nuestras lágrimas, las visibles y las invisibles, forma una neblina que impide que podamos sentir el calor y el color del sol, nuestro entorno se difumina y parece perderse, más allá del horizonte, en una sucesión de grises tonalidades de inmensa trayectoria, de inconmensurables limes. La pena se enrosca en nuestra alma como una letal serpiente que nos envenena la vida, cercando nuestra capacidad de dicha hasta incapacitarnos para poder distinguirla o apreciarla, si es que se acerca a nuestro lado.Y así, de esta manera, vamos sembrando la desdicha a nuestro alrededor. Ahora bien, si nuestra inteligencia emocional funciona debidamente, con el tiempo, todo se va apaciguando, todo se asimila y se supera. Se pasa página, decimos de manera coloquial. Hacerlo supone una indudable muestra de salud mental y de madurez emocional. Si, además, se tiene la suerte de que aparezca quien nos demuestre su interés, su apoyo, su dedicación, su comprensión, su afecto, su ternura, su presencia, su hombro, su mano, su mirada, su risa, su sonrisa, , sus ganas de ser feliz y de que tú, también, lo seas. Entonces, el mundo se vuelve a llenar de luminarias, la serpiente estalla en serpentinas y confeti, la neblina se disipa en haces de luz que penetran hasta el último pliegue de tu mente y de aquello intangible que llamamos alma. Y te liberas del peso del dolor, de aquel dolor que te cercaba, te oprimía, te apretaba, te asfixiaba... Y vuelves a vivir en plenitud, y te arriesgas a caminar de nuevo por la senda de la ilusión, de la esperanza, de la confianza, de la dicha, de lo que es, en definitiva, esto que llamamos vida y que te hace vivir, de verdad, la VIDA.

AMOR QUE LIBERA

Ya no soy la niña amarga
que tenía un mar de llanto
y alta ortiga por el alma.
Ya no soy la niña enferma
que al oír risas lloraba;
ya salí del solitario
bosque que me acorralaba.
Ahora soy la niña verde,
porque floreció mi calma.
Ya no soy la loca triste,
ya no soy la niña blanca,
nuevo amor ha traspasado
con el nardo de su lanza
mi corazón, que ahora tiene
un nombre de menta y ámbar.
¡Ay cuánta sonrisa noto
que trepa por mis espaldas!
¡Qué brillo tienen mis ojos
-viudos de siete mil lágrimas-!
La vida me sabe a verso
y los besos a manzana.
-El monte arregla sus pinos,
por las rocas el mar baila-.
El amor danza en mi pecho.
¡Ya me quiere! ¡Ya me aguarda!
Ya no soy la loca triste,
que al oír risas gritaba;
ahora soy la niña dulce,
ya no soy mujer amarga.

GLORIA FUERTES

8 comentarios:

Flamenco Rojo dijo...

María, parece que la estoy escuchando recitar, con esa forma tan peculiar. Siempre me gustó Gloria Fuertes.

Tu introducción, como siempre. Extraordinaria y muy acertada.

Un abrazo.

Amando Carabias dijo...

Qué palabras tan atinadas, María. Tan llenas de sensatez. El amor es lo más importante en esta vida. ¿Quién lo duda? Por ello vivir inmerso en sus entrañas es saborear el cielo, y por eso mismo quedar fuera de su ámbito nos sume en las sombras más frías del infierno. De ahí que sea fundamental que sepamos ver en la amistad un buen camimo para abandonar ese infierno.
Y si encima nos pones este poema de la añorada Gloria Fuertes -¡Por Dios qué daño hacen los encasillamientos, cuánto daño!-, sólo nos queda, me queda darte un beso y ofrecerte mi mano, si es que la necesitaras.

Isolda Wagner dijo...

María querida, qué belleza de introducción. De la poesía de Gloria Fuertes, te dije anoche lo que me gustaba. Gracias por brindárnosla.
Muchos besos con el corazón.

Maria Sangüesa dijo...

A mí también me ha pasado, Gonce, mientras la leía me llegaban a la memoria sus imágenes y su voz...¡qué pena que la tengamos tan olvidada! Era tan original y tan tierna, que siempre me emocionaba. Gracias por tus palabras. Un abrazo.

Maria Sangüesa dijo...

No me queda sino agradecerte profundamente tus palabras y tu ofrecimiento, Amando, es una gran verdad que la amistad es una fuente de fuerza para superar todas las adversidades. Y las peores son las del desamor, porque todos los contratiempos, hasta las peores desgracias, se pueden ir superando si tienes a quien amas a tu lado. Por fortuna, la vida va pasando y esas manos amigas que te son tendidas van llenando de buena energía y de luz cada día que abrimos y cerramos. Un beso.

Maria Sangüesa dijo...

Isolda, preciosa, fuiste tú quien me hizo recordar ayer a Gloria Fuertes, por eso hoy la acerqué hoy a estas páginas. Así que soy yo quien tiene que darte a ti las gracias porque hacía años que no la había vuelto a leer y tus palabras me hicieron abrir su libro y mi memoria...tiene una frescura tan peculiar, es tan intensa en su aparente ingenuidad, que leerla es una pura delicia. Muchos besos.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, María...

Todo es ternura, se describe perfectamente en el poema, el sentido del primer y verdadero amor que nos transporta a un mundo pleno de libertad.

Leyendo la introducción y lego el poema, puede uno recrear bellas imágenes escondidas en cada renglón.

Un abrazo.

Inés dijo...

A mí también me gusta Gloria Fuertes, tienen personalidad sus letras.

gracias por recordarla,

muchos besos,
María me ha encantado tu escrito.