miércoles, 3 de julio de 2013

ENTELEQUIA



Os agradezco mucho todos los comentarios que habéis ido dejando en mis últimos poemas. Todos ellos,  como indica Catherine, llevan la imagen de un animal precediendo los versos, y pertenecen a mi nuevo libro de poemas. Libro que entregaré a mis editores antes de que acabe este mes.
En él cuento una historia de amor que se inicia con un beso. El primer poema del libro se llama Un día cualquiera, y también lo publiqué aquí.
La intención de mi nueva criatura literaria, pese a lo que os haya podido parecer con la muestra que os he ido dando, es que el lector cierre la última página con una sonrisa. Digamos que se trata de un poemario para tiempos de crisis. Una historia de encuentros y desencuentros que discurre entre sentimientos universales, planteada con un léxico coloquial y cercano. Muy diferente a todo lo que he escrito anteriormente. En el prólogo, Ana Montojo, mi admirada poeta y querida amiga, analiza la obra de forma contundente y exacta. Siento un inmenso agradecimiento por la generosidad de sus palabras.
Planteé el libro como una breve novela en verso, tiene un inicio, un nudo y un desenlace. Por supuesto que hay vivencias personales, pero también imaginadas y tomadas, en préstamo, de las confidencias  que me hicieron algunas amigas. El caso es que lo comencé a escribir en junio de 2012 y lo cerré en enero de 2013.  Con la sensación de que el amor es una entelequia que fabricamos a la medida de nuestros deseos, o de nuestros sueños, ya que esta palabra es sinónimo tanto de sueño como de quimera, utopía, lirismo... es decir, no tiene consistencia real. No existe, pero se puede sentir. Y pensar. 
Esta entelequia_ producto de nuestra mente_ ha hecho que los poetas llenemos páginas y páginas. El amor suele conducir al desamor... ¿Puede finalizar lo que no existe? Dejo ahí la pregunta.
Y ahora, para desearos una hermosa semana, traigo aquí una de esas canciones que siempre me hicieron soñar, quizá llorar, al referirse a ese algo tan escurridizo y misterioso, a ese algo que deseamos alcanzar y que nunca  llegamos a vivir- o a tener- del todo, puesto que la vida real, con su día a día, nos impone la crudeza de una interrogación que se abre, cada amanecer, de manera continua: 
¿Es posible que se pueda vivir una entelequia?

PABLO MILANÉS NOS CANTA: EL AMOR DE MI VIDA



Te negaré tres veces, 
antes de que llegue el alba,
me fundiré en la noche donde me aguarda la nada,
me perderé en la angustia de buscarme y no encontrarme,
te encontraré en la luz que se me esconde tras el alma.

Desandaré caminos
sin salidas como muros.
Recorreré los cuerpos.
desolados sin futuro
Destruiré los mitos,
que he formado uno a uno.
Pensaré en tu amor,
este amor nuestro vivo y puro
Te veo sonreír,
sin lamentarte de una herida. 

Cuando me vi partir pensé que no tendrías vida
qué gloria te tocó,
qué ángel te amó,
que has renacido...
...qué milagro se dio cando el amor volvió a tu nido

Qué puedo hacer,
quiero saber,
qué me atormenta en mi interior

Si es el dolor,
que empieza a ser miedo a perder lo que se amó.

Te veo sonreír,
sin lamentarte de una herida
cuando me vi partir pensé que no tendrías vida

Qué gloria te tocó,
qué ángel te amó,
que has renacido...
...qué milagro se dio cuando el amor volvió a tu nido
Qué puedo hacer
quiero saber
qué me atormenta en mi interior.

Si es el dolor que empieza a ser miedo a perder lo que se amó

Será que eres 
el amor de mi vida

3 comentarios:

La Solateras dijo...

Mi querida María.

El amor es una entelequia pero para llegar a esa triste conclusión hemos de recorrer muchos caminos llenos de espejismos y llenos de dolor. Y cuando llegamos estamos tan exhaustos... tan exhaustos...

Muchos besos.

catherine dijo...

Un nuevo poemario ¡qué alegría! Felicidades, María.

ANTONIO CAMPILLO dijo...

María, tu texto es el más racional y bello que se puede escribir de esos sentimientos tan reiterados por casi todos y sorprendidos posteriormente por su naturaleza de mascarada.
Esa canción que nos regalas es tan dulce u expresiva que no admite comentario alguno, excepto su perfección. Y por fin, esa satisfacción que debes tener por tu nuevo poemario es contagiosa y sólo puedo expresar mi absoluta seguridad de tu éxito. ¡MIS MÁS SINCERAS FELICITACIONES, MARÍA!

Un fuerte abrazo, querida amiga.