lunes, 3 de marzo de 2014

PIEL

PIEL

La piel, tu piel, es un manto que me arropa, que me da el calor que acelera mi pulso, mi sangre, mi hálito vital, tras esta helada travesía dentro de la clepsidra de la vida, sobre oleajes apresados por paredes de vidrio, como peceras que nos hacen dar vueltas, círculos que no conducen a lugar alguno con sus dolores encerrados en burbujas de aire, como cuentas de rosarios votivos en busca de su dios; cuentas que estallan en la superficie, fuera de las aguas, allá donde la libertad supone la muerte de los peces al huir de su líquida prisión.

Tu piel me salva, me hace reposar entre sus radas, fuera de la corriente, dentro del refugio que llamamos dos. Tu piel me lleva más allá de sus poros, hacia lo inmortal, e irradia esta luz que ilumina sentidos y senderos. En tu piel todo cobra significado, se hace armonía y se eleva en un cántico que transciende percepciones y ajusta coherencias. Me abrazo a ella, me abrazo a ti. Y sé que me abrazo a la esencia de todo lo eterno que te habita y que vive en mí.

5 comentarios:

Amando García Nuño dijo...

Te abrazas a la esencia de todo que eterno... Eso va a ser la crema hidratante.
Sugerente, esa piel dentro del refugio.
Abrazos, siempre

Isabel Sánchez Vizcaíno dijo...

Sentir,
es asomarse al vértigo de la vida.
Precioso. Besotes

catherine dijo...

Me parece el Cantar de los Cantares tu elogio de la piel, muy sugestivo y precioso.

ANTONIO CAMPILLO dijo...

Bello canto a la delicadeza y al esplendor sublime de un manto vivo que es capaz de hacer sentir escalofríos y quemaduras. Excelente prosa poética, María.

Un cariñoso abrazo, querida amiga María.

sherlina halim dijo...
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