viernes, 11 de julio de 2008

ABU AL ABBÁS, MOAXAJAS


Esta es una de las moaxajas que el Ciego de Tudela (S. XI) tiene íntegramente dedicada al amor. En ella vemos con claridad su constante referencia al tiempo que pasa, a la juventud que va quedando atrás y al desamor como sombra indisoluble del sentimiento amoroso. Estas composiciones estaban hechas para ser cantadas o acompañadas por instrumentos musicales, su función primordial era la de distraer a la concurrencia y, muchas veces, eran creaciones hechas por encargo.

Yo
con la hermosura, y ellos con lo que elijan.
Pregunta a mis preocupaciones, ¿se consuelan y aquietan?
No digo que esté cautivo, mi llanto no es un secreto.
Si mi cordura eres tú, de nada sirve la cautela.

¿Dónde
reside la paciencia?, pues ni a él ni morada poseo.
No me quejo, de mi sangre serás responsable.
Tus suaves mejillas vista y boca me llenan.
Un hermoso paisaje que, cuando se alcanza desaparece.

Algo
tengo que decir de esto, y vengarme también.
Es mi sol y mi luna, cada vez que se oscurece mi tiempo.
Si fuera dueño de mi alma, nada anhelaría ni sería humillado.
Por ello y hacia ti me esfuerzo y soy humillado.

¡Qué
delicia de mimos! No puedo pasar sin ti.
Rehén de cualquier hermosura, no de aquel por quien
/ fuiste designado.
Todas las deudas se han perdido, de ellas renegaste.
En tus manos está mi sentencia, ejecútala o que otro la cumpla.

Declararon
los sueños: en el amor no hay pecado.
La edad ni me ha avejentado ni me ha consumido.
Te has desentendido de mí, ¡qué resta de la juventud entonces!
Luego cantas para que se cumpla el mensaje:

Caudalosa
Llegó la riqueza, mas me acostumbré a apostar al azar.

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