domingo, 6 de julio de 2008

Dulce María Loinaz, Poemas sin nombre


Algunas veces, cuando releo algún libro de poemas me gusta abrirlo al azar. Es como un juego, como un preguntarle al tomo: "¿Qué me quieres contar hoy?". Así lo he hecho con los poemas de mi admirada poeta cubana, Dulce María Loinaz, a quien leí hace unos días en el Ateneo de Madrid, durante el homenaje a las mujeres poetas de Latino América. Y sus páginas se me abrieron por este poema, escrito en prosa poética. Su sensibilidad me ha conmovido y me ha dejado una extraña sensación, dentro de eso a lo que muchos llaman alma:

POEMA LXX

Estas son mis alegrías: las he contado, y creo que no falta ninguna. Llévalas todas a cantar tus noches, o a perderse en tus mares, o a morir en tus labios.
Estas son mis tristezas. Contarlas no he podido, pero sé que me siguen fielmente. Llévalas todas a abonar tu tierra, a ser la levadura de tu pan, la leña de tu lumbre.
Ésta soy yo: fundida con mi sombra, entera y sin rezagos. Llévame a tu corazón, que peso poco y no tengo otra almohada ni otro sueño.

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