SEDALES
Miro, desde la orilla, unos sedales
sobre fulgentes, calmas aguas,
que apenas si se ondulan en las rocas.
Concéntricos círculos van marcando
el punto en que vida o muerte aguardan
la inocente ignorancia de los peces.
Han de morder, hambrientos, los anzuelos…
Un temblor de aletas y de escamas
agita el fondo marino de mi alma.
Hay que escapar, huir, nadar tan lejos
que no haya hilos, ni anzuelos, que sujeten
este libre discurrir de sinos,
de vida submarina y silenciosa,
en esta mar de misterios y de sombras.
Nadar, quizá hambrientos de paz… y libres,
libres de encauzar sentir y vida
hacia lugares cristalinos y vacíos
de redes, de trampas, de sedales…
Lugares sin anzuelos en sus aguas.
6 comentarios:
Hay frases preciosas en tu poema, María:
"...círculos marcando el punto en que la vida o muerte aguardan la inocente ignorancia de los peces".
"Un temblor de aletas y de escamas agita el fondo marino de mi alma."
Ya veo, tu no has estado en un pueblo mediterráneo; tu has vivido un mes con las sirenas. Se nota.
¡Qué bonito el acróstico de ayer, seguro que te sentirías como las sirena que hay en tí!
Besos de una aprendiz de sirena
Hermosísimo poema. Hermosísimas imágenes.
Estoy merodeando en tu blog y es un verdadero gusto disfrutar tu poesía. seguirẃ viniendo.
Gracias y saludos poéticos.
Y muchas gracias también por tu visita. Soco
encontrar la paz y la libertad allá donde vayamos
Gracias, Isolda, por todo cuanto me dices. Cuando naces a la orilla del Mediterráneo, da igual en cual de sus orillas, y creces mirando la mar, es como si la mar fuese parte de ti... Y tierra adentro te sientes, de alguna manera, varada. Así que tú, que vives a su lado, no necesitas ser aprendiz de sirena. Muchos besos.
Es un placer visitar tu espacio y agradezco tu visita y tus palabras, Socorro. Besos.
Ésa es la meta hacia la que nos dirigimos, Santi, da igual la dirección, pero siempre paz y libertad. Un beso.
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