sábado, 22 de agosto de 2009

MARÍA SANGÜESA: SEDALES


(Imagen tomada de Internet)

SEDALES


Miro, desde la orilla, unos sedales

sobre fulgentes, calmas aguas,

que apenas si se ondulan en las rocas.

Concéntricos círculos van marcando

el punto en que vida o muerte aguardan

la inocente ignorancia de los peces.

Han de morder, hambrientos, los anzuelos…

Un temblor de aletas y de escamas

agita el fondo marino de mi alma.

Hay que escapar, huir, nadar tan lejos

que no haya hilos, ni anzuelos, que sujeten

este libre discurrir de sinos,

de vida submarina y silenciosa,

en esta mar de misterios y de sombras.

Nadar, quizá hambrientos de paz… y libres,

libres de encauzar sentir y vida

hacia lugares cristalinos y vacíos

de redes, de trampas, de sedales…

Lugares sin anzuelos en sus aguas.

6 comentarios:

Isolda Wagner dijo...

Hay frases preciosas en tu poema, María:
"...círculos marcando el punto en que la vida o muerte aguardan la inocente ignorancia de los peces".
"Un temblor de aletas y de escamas agita el fondo marino de mi alma."
Ya veo, tu no has estado en un pueblo mediterráneo; tu has vivido un mes con las sirenas. Se nota.

¡Qué bonito el acróstico de ayer, seguro que te sentirías como las sirena que hay en tí!
Besos de una aprendiz de sirena

María Socorro Luis dijo...

Hermosísimo poema. Hermosísimas imágenes.
Estoy merodeando en tu blog y es un verdadero gusto disfrutar tu poesía. seguirẃ viniendo.

Gracias y saludos poéticos.

Y muchas gracias también por tu visita. Soco

amor que soy dijo...

encontrar la paz y la libertad allá donde vayamos

Maria Sangüesa dijo...

Gracias, Isolda, por todo cuanto me dices. Cuando naces a la orilla del Mediterráneo, da igual en cual de sus orillas, y creces mirando la mar, es como si la mar fuese parte de ti... Y tierra adentro te sientes, de alguna manera, varada. Así que tú, que vives a su lado, no necesitas ser aprendiz de sirena. Muchos besos.

Maria Sangüesa dijo...

Es un placer visitar tu espacio y agradezco tu visita y tus palabras, Socorro. Besos.

Maria Sangüesa dijo...

Ésa es la meta hacia la que nos dirigimos, Santi, da igual la dirección, pero siempre paz y libertad. Un beso.